PARECE QUE NUESTRA VIDA AUMENTA CUANDOPODEMOS PONERLA EN LA MEMORIA DE LOS DEMÁS:ES UNA NUEVA VIDA QUE ADQUIRIMOS Y NOS RESULTA PRECIOSA.
Montesquieu
Ciertamente no es fácil intentar recopilar doce años de vida municipal –en realidad son cinco lustros– repletos de un sin fin de vivencias, que si fuera posible relacionarlas una por una, ocuparían varios tomos.
Precisamente la intensidad de todos estos años me lleva a recoger este testimonio sobre algunos de los aspectos de nuestro reciente pasado ciudadano y también algunos que incidirán sobre el futuro, con la plena convicción de estar mostrando lo que sin duda han sido, y van a seguir sien-do, años decisivos para nuestra ciudad. En este sentido, he querido conscientemente minimizar la enormidad de la vivencia personal de estos años, con el fin de que todo el protagonismo sea de la ciudad, sus necesidades, las soluciones aportadas mediante un trabajo intenso realizado desde la honestidad y la sinceridad.
He procurado, en las páginas que siguen, rememorar un recorrido marcado por un intenso trabajo. Simplemente, he intentado reflejar las actuaciones e intervenciones en algunas áreas que, por su especial incidencia en nuestras vidas cotidianas, son quizás las más reseñables y la base para una reflexión sobre lo que ha evolucionado Palma en estos últimos años.
El trabajo municipal es, básicamente, gestión. Pero hay también un intenso proceso de reflexión, en especial, a la hora de afrontar problemas que afectan a amplios colectivos del municipio. Los grandes temas exigen un proceso de maduración que discurre paralelo a la actuación cotidiana, el día a día, que perciben de forma inmediata los ciudadanos. Lo expuesto lo hago desde el orgullo y la satisfacción del trabajo realizado. No creo ser mejor ni peor que nadie, sino un ciudadano que desde hace muchos años viene dedicándose a la administración de la ciudad que más ama y que tiene el inmenso honor de haber sido el Alcalde de Palma gracias a la confianza de sus vecinos.
Mi objetivo es el de dejar testimonio de algunos acontecimientos singulares, vividos durante estos inolvidables años primero como Concejal y, a continuación, como Alcalde de una de las ciudades más emblemáticas del mundo. Y deseo hacerlo –como criterio general– de la manera más gráfica posible, de tal manera que la imagen sea la protagonista y el texto el complemento necesario. Evidentemente que puede haber alguna excepción, que confirmará lo expresado. Deseo, además, que sean los amigos y colaboradores los verdaderos actores, ya que no me guía ningún afán de protagonismo en esta reconfortante aventura.
Inicio este recorrido histórico partiendo de los orígenes de mis actividades políticas, con las personas y programas que hicieron posible ir obteniendo la confianza de los ciudadanos, hasta alcanzar la Alcaldía de Palma durante doce años con mayoría absoluta ininterrumpida.
Mientras procedía a la selección del material gráfico, debido a su gran variedad y volumen, se iban reproduciendo en mi interior recuerdos entrañables, vividos con una intensidad difícil de expresar. Instantáneas que ya son retazos de historia local, propiamente nuestra, que han ido forjando el quehacer de nuestra joven democracia.
Espero que esta aportación –como inventario resumido y nunca como balance– sirva, en especial, para rendir un merecido recuerdo y agradecimiento a todas aquellas personas que han hecho posible los momentos que quedan reflejados en estas páginas.
Como inventario que pretendo aportar y aún con el riesgo de ser reiterativo, ha sido conveniente –por la exactitud de los datos y la propia importancia del contexto– incluir varias exposiciones ya reflejadas en mis primeras reflexiones sobre nuestra ciudad “Palma En Veu Alta”, citadas en 1.995.
Las imágenes se definen prácticamente por sí mismas, y las referencias han tenido que ser necesariamente muy resumidas, procurando abarcar lo más esencial. Así, inicio mi trabajo con el testimonio de gratitud hacia mi familia y mis amigos más cercanos, incidiendo después en las personas que más directamente colaboraron conmigo en la apasionante tarea de administrar la Ciudad de Palma durante doce palpitantes años sin olvidar los ocho anteriores como grupo mayoritario en la oposición. Sigo con el testimonio de los cinco intensos períodos electorales vividos, pasando a continuación a resumir las principales realizaciones llevadas a cabo por las diferentes áreas municipales.
Finaliza esta exposición con el testimonio gráfico de los personajes que he tenido el honor y el placer de conocer y compartir con ellos momentos que ya forman parte de nuestra historia local. Además de reflejar una buena relación de representantes del mundo político, social, artístico, cultural y deportivo del mundo entero, hay muchas personas que no aparecen en las imágenes, pero que han dejado en mí una profunda huella y siempre las llevaré en el corazón. Son aquellas que no poseen títulos o cargos renombrados en las listas protocolarias, pero su trabajo callado y entrega a los demás les hacen ser queridos y admirados, en especial, por los sectores más necesitados de nuestra sociedad. También recuerdo a muchas personas que, siempre bajo la condición de anonimato, venían muy a menudo a verme en el despacho de Alcaldía para solicitar alguna gestión o hacerme sugerencias para la mejor administración de la ciudad. Todo cargo público, en especial el de Alcalde, puede –desgraciadamente no en todos los casos– aportar pequeños detalles, que ayudan a sobrellevar todo tipo de situaciones, incluso graves. Puedo asegurar que en nuestra ciudad hay mucha gente, más de lo que uno pueda imaginarse, que se preocupa desinteresadamente por los demás.
Mis doce años como vocal de la Junta Ejecutiva de la Federación Española de Municipios (FEMP), en la que presidí la Comisión de Deportes, me permitieron tener contactos y conocimientos directos con los Alcaldes de las principales ciudades de España, sea cual fuese su ideología política y, gracias a la responsabilidad deportiva, relacionarme con los concejales de multitud de pequeños y medianos municipios con los que la Comisión de Deportes colaboraba y a los que prestaba su ayuda.
Y durante estos mismo doce años, tuve el honor de pertenecer como Vocal del Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, cuyos fines son la gestión y administración de los bienes y derechos del Patrimonio Nacional, o sea los bienes de titularidad del Estado afectados al uso y ser-vicio del Rey y de los miembros de la Real Familia para el ejercicio de la alta representación que la Constitución y las leyes les atribuyen. Conocer y visitar El Palacio Real, los Palacios Reales de Aranjuez, El Escorial, La Granja, Riofrío, El Pardo, La Zarzuela, nuestra querida Almudaina, y los Reales Patronatos como los de la Encarnación, Buen Suceso, Descalzas Reales etc. ha sido una experiencia verdaderamente excepcional. Mi recuerdo y afecto a todos los Consejeros con quienes tuve el placer de compartir responsabilidades bajo las Presidencias de los Excmos. Sres. D. Manuel Gómez de Pablos y D. Alvaro Fernández -Villaverde, Duque de San Carlos.
Y como colofón, cierran estas vivencias unos testimonios gráficos de nuestra querida Familia Real, en las que siempre queda de manifiesto el gran cariño que en todo momento han tenido hacia nuestra Comunidad, destacando la primera visita oficial que realizaron Don Juan Carlos y Doña Sofía, ya como Reyes de España, a nuestro Excmo. Ayuntamiento de Palma
Joan Fageda Aubert
Senador por Mallorca (2004-2011)
Alcalde de Palma (1991-2003)